sábado, 25 de septiembre de 2010

PATRIMONIO (en Chile)


AUTOR: Tohaas (Carlos Torres)

(…)Cuerpos troceados en edificios mudos expían la ignorancia de la culpa. Sólo falta una bandera, el estandarte de la muerte o el vuelo de los cuervos, o los lamentos medievales. En esas ruinas alejadas de lo uno, donde emerge la insistencia de lo nuevo instalare mi casa cuando el corazón se pare y haré de ella el lugar de mis festines. Entonces, instalado en mi día preferido recordaré que estuvo aquí, primero, un arquitecto que detuvo el avance de los necios y les diré a mis amigos, a los inquilinos de mi ruina que si en ella gozan de lo tosco y lo salvaje es por alguien concibió este páramo algún día. No somos hombres, somos vísceras lanzadas contra el muro liso de esa arquitectura(…)[1]. Giorgio Grassi. 1990

Hay momentos en que la disciplina llamada Arquitectura debe proporcionar soluciones programáticas, espaciales y funcionales en las urbes o países.

Actualmente en Chile hay edificios llamados obras patrimoniales. Las características que involucran a estos recintos corresponden a los cánones históricos de la Academia Francesa (ricamente ornamentados y alhajados). Los sucesos que se sitúan dentro de estos inmuebles patrimoniales, no responden a las necesidades espaciales actuales y las personas no concuerdan con lo existente. La única relación que con- llevan los usuarios es puramente cultural, emotiva, y estética (en términos históricos).

Los espacios conformados por estos monumentos alejan a los arquitectos llamados contemporáneos de transmitir una reinterpretación programática-espacial ya expirados y alejados de las verdaderas necesidades en la actualidad. En donde la refutación más clara es la insistencia de lo nuevo.

Lo ocurrido el pasado 27 de febrero, referido al terremoto. Proporcionó preguntas relacionadas íntimamente con la arquitectura y su funcionalidad en términos sustentables.

La urgencia de dar soluciones rápidas y funcionales genera un conflicto en la organización país emergiendo prioridades y conflictos entre lo que se reconstruye o conserva en términos patrimoniales.

Aquí es donde aparece la pregunta ¿Conservamos lo existente? ¿Lo reconstruimos?, sabiendo que la respuesta negativa significa “poco sustentable”. Acá es donde aparece una palabra que trae consigo la insistencia de lo nuevo RECONVENCIÓN.

Pero respecto a lo patrimonial, hay que tener en cuenta que la cultura y la emotividad es lo que a una obra de arquitectura la hace indestructible. La Reconvención debe saber reconocer los sentimientos, lo cual abrirá un camino hacia una nueva lectura funcional y programática.

Esta es la oportunidad de crear o adaptar programas arquitectónicos de acuerdo a las necesidades propias del chile actual y de sus Regiones (culturales, sociales, funcionales, económicas).

Así mismo aparecen los cuestionamientos en edificios que ya no responden a las necesidades actuales, que fueron dictaminadas por programas de épocas pasadas. Estos edificios producen en la sociedad un significado sentenciado por una frase encontrada en un libro, (…) No somos hombres, somos viseras lanzadas contra el muro liso de la arquitectura (…)[2]

¿Por qué atribuir espacios que no satisfacen? Es hora de reinterpretar y lograr en nuestros edificios una conciencia cultural programático-espacial desarrollada, no arraigada en el pasado.

¿Por qué enfrentar a las personas a una arquitectura que no interpreta el estilo de vida actual de Chile? ¿Por qué alejar aun más a las personas del cobijo de la arquitectura contemporánea? Chile trae consigo la pugna de la actualidad v/s lo antiguo, tras la tardía llegada de lo moderno desarrollado muchos años antes en Europa.

En Chile hemos ido detrás del presente arquitectónico y seguimos intentando imitar conductas de otros territorios, con estilos de vida distintos al nuestro. El propósito entonces es preguntarse ¿Qué es alcanzable en términos arquitectónicos hoy que interprete adecuadamente la identidad chilena de principios del siglo XXI?

Arquitectos como Smiljam Radic, Alejandro Aravena, Cecilia Puga, Mauricio Pezo, Mathias Klotz, Germán del sol, ya lo han entendido y sus obras trasuntan propias respuestas a la pregunta anterior. Pero el terremoto y la destrucción masiva de edificios que provoco, abre una oportunidad de extender, de masificar en Chile, la aplicación de una nueva identidad arquitectónica, más actual y más propia.

La identidad se encuentra en la geografía y también en la Política. Tenemos climas y territorios admirados por muchos, y no hemos explotado suficiente la relación geográfica espacial de nuestra larga faja llamada Chile (ejemplos de la explotación geográfica son el Hotel Remota Patagonia y las termas geométricas de Germán del sol, o el parque inundable).

Otro tema importante de identidad se encuentra en la política, donde se han producido cambios que traen consigo consecuencias sociales y culturales, poco explotadas. Ejemplo de esto son el Museo de la Memoria para los detenidos desaparecidos y la Plaza de la Ciudadanía.

Una oportunidad para trabajar HOY se encuentra en la poca explotación al momento de entender las ciudades chilenas.

Los comportamientos programáticos en algunos edificios siguen siendo los mismos y no permutan con el tiempo. Una de las posibles soluciones es darle a las ciudades una variedad programática cultural, como las mediatecas u otros programas políticos o legales que den al país un bien arquitectónico contemporáneo (cultural, Político, emocional y de resguardo).

La renovación programática espacial, relacionada a edificios o programas bañados en su pasado. Hace renacer el tema de los actos que confieren un habitar distinto según la época, que proporcionan un hecho arquitectónico, entre forma y vida.

(…)Un hecho arquitectónico es la relación precisa entre forma y vida, o, todavía más radical, entre una construcción y los usos. Un hecho arquitectónico es la relación mítica entre forma y vida; mito es decir una cosa de una vez por todas (…)[3].

El acto como materia elemental trae consigo la vida misma, la forma en que me comporto es como deseo habitar, es por eso que los actos cambian a través del tiempo (políticamente, socialmente, culturalmente, espacial-programáticamente). Por eso se entiende la arquitectura como algo que tiene una constante permuta entre la forma de vida y la forma arquitectónica.

Es aquí donde comienza la disputa entre la forma y la vida del inmueble (Usos), son polos que se necesitan para así entender que la forma radica en una investigación exhaustiva de los actos, que se desarrollaran dentro de un espacio. Juan Borchers sin titubear, afirma: (…)La obra de arquitectura es sin más la vida misma(…)[4].

(…)Un ACTO es, como materia elemental, algo enormemente más serio y denso que un color, que un sonido, que un sabor, que lo que el tacto palpa. Por un ACTO yo afecto a otro y también soy además afectado(…)[5]

Entonces podemos decir que la materia concreta de la arquitectura es el ACTO, y que el arquitecto a través de su saber da la forma a la vida. Como conclusión podríamos entender que el acto tiene relación también con la actualidad. Según Juan Borchers, (…)el Arquitecto crea tiempo, introduce la actualidad, da la hora(…)[6]

El proponer una nueva forma programática-espacial para la ciudad según las necesidades actuales que se dan a entender con los actos y sucesos reales, es el problema que actualmente, nosotros como futuros arquitectos debemos hacernos cargo. El potenciar la identidad cultural, patrimonial, espacial de nuestro territorio y dejar de encasillarse en tendencias y figuras que solo hacen desviarnos de nuestro verdadero camino.



[1] Giorgio Grassi. 1990. La arquitectura a través del lenguaje. Maurici Pla. Editorial Gustavo Gili, SA.pag.15

[2] Giorgio Grassi. 1990. La arquitectura a través del lenguaje. Maurici Pla. Editorial Gustavo Gili, SA. pag.15

[3] los Hechos de la Arquitectura” en Los hechos de la arquitectura, Ediciones ARQ., Fernando Oyarzun, Alejandro Aravena, José Chala .2002

[4] Juan Borchers en meta-arquitectura, pagina 15. Editorial Mathesis, Santiago, 1975.

[5] De la Cruz, Jorge. La fuente inagotable. En: Cuadernos de Arquitectura Nº 2-3, Departamento de Arquitectura Universidad Católica del Norte, Antofagasta, primavera de 1993.

[6] Juan Borchers en meta-arquitectura, Editorial Mathesis, Santiago, 1975.


TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS; Tohaas (Carlos Torres)

3 comentarios:

  1. Formas de vida que se plasman en un territorio para dar origen a una cultura o en el caso latinoamericano, una “identidad” que será nuestra única forma de identificar nuestro actual asentamiento humano. Ahora como mantenemos esa “forma de vida” en tiempos actuales y futuros? Poniendo en valor nuestra memoria por medio de un hecho físico quizás…….

    buen blog
    saludos

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  2. Tus palabras Felipe traen consigo un trasfondo guiado por smiljan radic, su teoría de las ciudades difusas y esos elementos que llamas identidad él lo reconoce como construcciones frágiles. Esas construcciones frágiles son los elementos que traen memoria e identidad, es ahí el problema. ¿La arquitectura puede hacer presente la memoria e identidad perdida hace ya muchos años?

    Yo creo que sí. pero no solo traerlas de vuelta, mas bien hacerla presente por medio de técnicas contemporáneas, es la única manera de que esto sea a futuro. debe haber una evolución de la técnica. del concepto.....
    gracias por comentar.

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  3. como tu dices.. reconstruir la fragilidad y marcar un nuevo acontecimiento que asegura una nueva vida para el futuro.

    saludos

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